Trata de un niño, llamado Juan, que hace un viaje con su abuelo.
Juan se asomó a la ventana y vio un pájaro blanco al que se le cayó una pluma, se la enseñó a su abuelo y este le preguntó hacia que lugar había salido el pájaro ya que ese sería el lugar de destino de su viaje.
Antes de partir el abuelo se despidió de todos los árboles que estaban alrededor de la casa y que habían sido plantados por sus antepasados, dedicándole especial atención a uno en particular.
En este viaje el abuelo se reencuentra con muchos amigos del pasado y junto a ellos y su nieto va a vivir numerosas aventuras. Con ellas pretende enseñarle a convivir con la naturaleza, despertando hacia ella cariño y respeto.
Lo más importante del viaje fue plantar una semilla, con lo que pretendía enseñarle el ciclo de la vida. Juan convivió con los nietos de los otros abuelos, mientras que ellos incubaban las semillas. Los niños no entendían porqué los abuelos se habían enterrados hasta que salieron los primeros frutos. En este tiempo que estuvieron solos aprendieron a sobrevivir.
Cuando llegan a su destino el abuelo va haciéndose cada vez más pequeño hasta que desaparece frente al mar. El nieto se queda muy triste e incluso pensó en tirarse con él, pero al final entendió el significado del viaje regresando a su casa por el mismo lugar por donde había llegado.
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